la noche ligera del sabado mueve las almas buscando un lugar donde reposar, un piano suena, un contabajo suena, una bateria suena, un requinto suena, la atmosfera es delicada y sutil, diferente a la que se encuentra en las grandes ciudades, el conjunto de acordes, sonidos, melodias hacen de la noche ligera un descanso perfecto...
empieza a sonar al fondo un sax tenor, grave, con sonidos pesados, limpios y de igual manera delicados, reflejan el ambiente que se vive, que se crea en el lugar, suavidad nocturna, apenas recien descubierta por la pareja que se acomoda en la mesa del fondo opuesto al grupo de jazz...
las luces tenues, matizan las sombras en la pared, hay quietud en sus movimentos, el cuerpo intenta sincronizarse con la suavidad de la musica, la mente busca relajarse y dejarse llevar por esa melodia melancolica que hizo que entraran a ese sitio, apartado de todo camino, rodeado de nada, pero que esta lleno de todo...
aunque habian pasado dos horas de que dejo de llover, en el ambiente se podia oler la tierra mojada y sentir la frescura que deja la lluvia de la tarde pesada, esa que solo se puede disfrutar a las cinco de la tarde desde el balcon de la habitacion o desde la mesa pegada a la ventana abierta, dejando pasar la brisa de esas gotas que se dejan someter a la gravedad...
deseos, silencios, los pasos lentos, dejando las huellas sobre la tierra aun humeda, van dejando el rastro para que el sabueso entrenado o el indio rastreador puedan encontrarlos facilmente, o simplemente para poder encontrar el camino de regreso a esa vida monotona y aburrida que se han formado con el paso de los años...
la noche ligera les sugiere algo calido, ligero, suave, que se pueda disfrutar despacio, sin prisa, algo que se añeje con la estancia en este lugar, con el ritmo de la musica que se oye en el fondo del lugar, la solucion mas acertada es un "whiskey on the rocks", el rumor de las voces tienen el mismo tono en si bemol que el sax, se pierden en la melodia, entre el humo que dejan escapar las bocas y los cigarros, nubes que hacen ver al grupo como espectros de un cuento de fantasmas en el escenario...
sin mas tiempo que el que se dejo en el reloj checador del trabajo, los granos de este reloj de arena caen muy lentamente, se disuelven, se evaporan entre los aplausos de las personas desconocidas que se reconocen apenas en este sitio y en esta noche ligera, primera ley de los encuentros: tiempo y lugar...
se ven a los ojos y buscan en el fondo cuando fue ese tiempo y ese lugar en el que coincidieron, dia-noche, verano-invierno, frio-calido, las circunstancias de los encuentros parecieran ajustarse a la ley del efecto mariposa, un minuto mas o un minuto menos, tres pasos a la derecha o tres pasos a la izquierda, un semaforo con luz verde, el otro con luz roja son suficientes para alterar las circunstancias de un encuentro, lo mismo para un amor eterno, lo mismo para un recuerdo interminable, el encuentro entre dos personas en realidad es tan fragil...
la noche ligera de sabado es perfecta para deambular por los senderos, por las calles empedradas, entre el viento que baja de las montañas, para dejarse llevar por los sonidos, los colores, las pasiones, recuerdan en ese mirar de ojos como empezaron a caminar cuando la noche ligera nacia, a lo lejos y sin una ubicacion cierta se oia el sonido de una musica que los llamaba, la empezaron a buscar entre las esquinas, entre los postes que iluminaban las calles vacias, miraban a los perros descansar, sus pasos y sus oidos los guiaron hasta ese sitio musical...
el trago se ha acabado, los unicos sonidos solo son los que provocan las gargantas alegres, los relojes ya no tienen arena, la tierra se seco: la noche ligera llego a su fin, se abre entre las estrellas y la luz de la luna la noche pesada, esa que solo los amantes saben aprovechar y disfrutar...
c. althieri