me llamaste con una voz suave, limando las cicatrices del pasado, fue sorpresivo mirarnos en el reflejo de la fuente de la plaza, el sol coronaba tu silueta que se desvanecia con las ondas del agua llegando a ella...
no pudiste apartar la mirada de mis manos que acariciaban tus manos, mientras descansabamos en la unica banca de la plaza con sombra, eramos la envidia de los que pasaban caminando buscando un lugar para el amor...
esa tarde fuimos al cafetin donde escuchamos jazz, piano, bajo y sax, nos miramos el fondo de los ojos, nos besamos el fondo de la boca, nos tocamos el fondo de los cuerpos humedos, en el fondo de aquel cafetin barato...
c. althieri