Me lo dijiste mil veces,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los cantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.
Viajaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías...
Y, bajo tus besos,
en la madrugá,
sin que tú notaras la cruz de mi angustia
solía cantar:
Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía...
Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.
Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañera;
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero...
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los cantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.
Viajaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías...
Y, bajo tus besos,
en la madrugá,
sin que tú notaras la cruz de mi angustia
solía cantar:
Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía...
Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.
Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañera;
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero...
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