22 octubre 2013

y sin embargo...

Me lo dijiste mil veces,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los cantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.

Viajaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías...

Y, bajo tus besos,
en la madrugá,
sin que tú notaras la cruz de mi angustia
solía cantar:

Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía...

Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.

Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañera;
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero...



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