en el templo arden las velas de cera,
iluminan los rostros secos de madera,
un humo negro llega del oriente,
en los altares oscuros vive la muerte...
hay luces que nos llaman,
el brillo de una fogata nos recuerda
nuestro instinto mas primitivo de supervivencia,
en las cuevas, en los bosques,
nos asustabamos de nuestras sombras,
a nuestros muertos no los enterrabamos,
había tanto mundo por recorrer...
haciamos sonidos con cualquier cosa,
piedras, palos, palmas,
el silencio nos asustaba...
c. althieri
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